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Verdades y mentiras sobre las dietas y el sueño
Hace unos días hablábamos sobre la conveniencia de que el descanso y el deporte vayan de la mano para una vida saludable y, ya entonces, indicábamos que la alimentación era la tercera clave para conseguirlo. En este artículo profundizamos más en esa tercera clave y, más concretamente, en las dietas.
Es indudable que, para un estilo de vida saludable, llevar una alimentación adecuada es de vital importancia. Sin embargo, en algunas ocasiones, otros objetivos relacionados con la alimentación irrumpen en nuestros hábitos y, bajo el propósito de disfrutar de una mayor vitalidad, menor peso, musculatura más pronunciada, etc, nos empeñamos en seguir unas pautas de alimentación que pueden no ser las más adecuadas. Hablamos de las dietas.
En términos generales, las dietas se traducen en el 'control o regulación de la cantidad y tipo de alimentos que toma una persona o un animal, generalmente con un fin específico'. Pero es en ese proceso de 'control y regulación' donde se generan la mayor parte de los errores dietéticos.
Así, por ejemplo, hay dietas que consisten en limitar al máximo las cantidades ingeridas de alimentos. Incluso, aquellas que lo llevan al extremo de incentivar el ayuno en alguna de las comidas principales del día. Otras, se centran en eliminar uno o varios tipos determinados de alimentos (hidratos, proteinas, grasas, etc.) .
La 'supuesta' aceptación de estas dietas reside, en gran medida, en la promesa de resultados 'inmediatos' y en su corta duración (1 ó 2 semanas) frente a las dietas pautadas por los endocrinos que son a medio-largo plazo y con resultados poco visibles en la primera parte del tratamiento.
Si bien es cierto que con las llamadas 'dietas milagro' se consigue una reducción visible de peso y volumen en muy poco tiempo, no es menos cierto que conllevan importantes riesgos para nuestra salud (especialmente cuando se eliminan grupos de alimentos de manera drástica). Eso, sin contar con el temido 'efecto rebote' que se traduce en una recuperación casi inmediata del peso anterior (incluso de su aumento) al abandonar la dieta.
Entonces, ¿cuál es la clave para una alimentación saludable?
Pues, sin ser expertos en la materia, podríamos apostar por la 'dieta mediterránea'.
Si. De acuerdo. Es un término muy mañido y que, por ello, casi ha perdido su significado. Pero, en el fondo, los 'mediterráneos' sabemos a qué hace referencia. Pero ¡ojo!: no existe una única dieta mediterránea (y, si no, preguntad a un español, a un griego o a un italiano, por ejemplo).
Digamos que, bajo ese concepto, aplican una gran variedad de menús (adaptados a la zona geográfica concreta) que comparten ciertas características básicas: entre las más importantes, son dietas que contemplan una cantidad variada y equilibrada de todos los tipos de nutrientes y alimentos que necesita el cuerpo. Un estudio realizado por las profesoras en Nutrición Ángeles Carbajal y Rosa María Ortega explica por qué la dieta mediterránea es un ejemplo a seguir en cuanto a alimentación saludable.
La relación de amor - odio entre el sueño y la alimentación
Aunque no lo parezca a simple vista, un descanso adecuado tiene una gran relación con nuestras pautas de alimentación.
Si nos levantamos con prisas y sin haber descansado lo suficiente, probablemente, no estaremos de buen humor y no dedicaremos tiempo a preparar un desayuno equilibrado y saludable. Además, los días que nos sentimos más estresados tendemos a comer más y peor.
Si, por el contrario, nos levantamos descansados y nos despertarnos tranquilamente, nuestra disposición a la hora de agasajarnos con un buen desayuno será mucho mayor. Además, los días en que nos planificamos bien y dedicamos el tiempo necesario a cada tarea, nos sentimos más relajados y seguros de nosotros mismos, por lo que también estaremos más propensos a dedicar a una buena y adecuada alimentación el tiempo que se merece.