Resulta sorprendente la cantidad de información que puede obtenerse con el simple contacto con la muñeca de nuestra mano. Seguro que alguna vez te has preguntado cómo puede saber un smartwatch qué tal duermes. Te lo contamos.

Según parece, el primer reloj digital ‘inteligente’ fue lanzado en 1977 por  Hewlett Packard. Se trataba de un reloj con calculadora (bastante incómoda de usar, por cierto) y calendario. En la década de los 80, Casio comercializó sus relojes digitales que, además de las funciones básicas, incorporaba un mini juego (también bastante incómodo de usar).

Ya en el año 2000, IBM lanza un prototipo de reloj inteligente que incorporaba un sistema operativo (Linux) que fue mejorando en los años posteriores con la incorporación de un acelerómetro, un sistema de vibración y un sensor de huella digital. En los siguientes años aparecieron varios proyectos: Pebble, en el 2012 (que no llegó a buen término), Samsung con su Galaxy Gear (2013) y Apple Watch (2015).

En paralelo, durante esa primera década del 2000, aparecieron y se desarrollaron ‘pulseras’ y relojes deportivos cuyo principal objetivo era monitorizar la actividad física.

La convergencia de estos dos ‘relojes’, unificando todas las funcionalidades en un único dispositivo, fue el germen de los actuales Smart Watches.

Simplificando términos, un Smart Watch (reloj inteligente) es como llevar puesto en la muñeca de tu mano, un pequeño teléfono móvil similar a un reloj, con múltiples funciones: con solo tocar su pantalla táctil, tienes acceso rápido a multitud de funciones combinadas y enlazadas con tu teléfono móvil: identificador de llamadas, emails, whatsapp y sms, GPS, podómetro, altímetro, pronóstico del tiempo, reproductor de música,…

Pero no acaba ahí la cosa.

Porque hoy en día, la salud nos ocupa y preocupa, el Smart Watch puede ser el complemento perfecto para la medición de parámetros de nuestra actividad diaria, deporte y salud. Por ejemplo:

• Medición de pasos y recorridos: cantidad de pasos y la distancia que recorremos a diario y conocer con exactitud el recorrido que se realiza.
• Modos para deporte: cuentan con diferentes modos de deporte que son capaces de recoger y monitorizar las variables más importantes en función del modo (deporte) seleccionado. Por ejemplo, en el caso de salir a correr, medirá el tiempo que has tardado en recorrer 1 Km, cuál ha sido tu frecuencia cardiaca media y el consumo de calorías.
• Monitorización del ritmo cardiaco, del nivel de oxígeno en sangre, de la calidad del sueño…

Un Smart Watch es capaz de medir, en cierta manera, la calidad del sueño mediante un conjunto de acelerómetros y giroscopios que captan hasta los movimientos más sutiles del cuerpo. Además, el sensor óptico, pegado a la muñeca, analiza la piel para captar los cambios de cada pulsación para monitorizar el ritmo cardiaco y el nivel de oxígeno en sangre.

El actímetro (un acelerómetro que detecta movimientos) realiza mediciones que categoriza en patrones para ofrecer un breve análisis de la calidad del sueño distinguiendo entre:

• Sueño profundo: Supone que, cuando no hay movimiento, el usuario está en la fase de ‘sueño profundo’, es decir, el tiempo de mayor descanso.
• Sueño ligero: Supone que, cuando uno se mueve o se incrementa el movimiento, el usuario se encuentra en la denomina fase de ‘sueño ligero’, el de menor descanso para el cuerpo.

Como puedes imaginar, este análisis no es totalmente determinante para definir la calidad del sueño. La actigrafía» sólo monitoriza el movimiento, y hay muchos más parámetros a controlar para establecer si hay un problema de trastorno del sueño.

• Lo primero: No te obsesiones con los datos que tu smartwatch te da sobre la calidad del sueño; si lo haces, dormirás peor.
• Lo segundo: cada marca comercial, cada tecnología, mostrará los datos de manera diferente.
• Lo tercero, y más importante: el contexto. Leer en la pantalla que has tenido 8 horas de sueño ó 6 sólo es eso; un número mayor que otro.

Toda la información que te aporta tu smartwatch son cifras, medias, gráficas… Es decir, por ejemplo, no te preguntes cuánto has dormido sino cómo has dormido y cómo te encuentras al despertar.

Puede que un día hayas dormido más de 8 horas y, al despertar, te sientas más cansado que otro día que dormiste 5 horas. En cada caso, ¿qué cenaste? ¿qué hiciste antes de irte a dormir? ¿qué día tuviste?

En la calidad del sueño influyen muchos factores. Por lo que para interpretar correctamente los datos que te ofrece tu smartwatch, tienes que ponerlos en contexto.  

Dicho esto: si comparando días con situaciones (contextos) similares te notas cansado por las mañanas y, además, tu dispositivo te indica que no has estado demasiado tiempo en la etapa de sueño profundo o hay muchas variaciones en el ritmo cardiaco o el nivel de la respiración no es el adecuado, sería recomendable buscar un diagnóstico clínico.  

Ya hemos hablando en varias ocasiones de los múltiples factores que influyen en la calidad del sueño: alimentación, actividad física, estrés, hábitos antes de ir a dormir…

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