Adaptación gradual a la rutina
Lo idóneo es comenzar a adelantar la hora de acostarse y levantarse de manera gradual. Así los niños no tendrán una sensación de cambio brusco y se irán habituando a los nuevos horarios.
Después, cuando se hayan habituado, sería conveniente ayudarles a mantener esa rutina de sueño durante toda la semana. Evidentemente, podemos concederles cierta flexibilidad durante los fines de semana pero un patrón de sueño constante mejora el ritmo circadiano y hace que el niño se sienta mejor.